miércoles, 9 de agosto de 2017

EN EL BALCÓN DE LOS INMORTALES

¿QUÉ HEMOS APRENDIDO Y QUÉ DEJAMOS?


El deseo de vivir en un escenario de mejor y justa sociedad, es cada vez más turbio en nuestros tiempos, el entorno político nos muestra una realidad totalmente incoherente, ¿acaso estamos obligados a convivir con ella?

La tan pregonada expresión de libertad, independencia, democracia, equidad, pareciera que se traducen solo en el libertinaje, dependencia, dedocracia, desigualdad. Una reflexión histórica es preguntarnos. ¿Qué tipo de sociedad estamos dejando para nuestras futuras generaciones?
   
Hay quienes sostienen, que nuestra incierta realidad, se resuelve con el crecimiento económico, para otros en la famosa meritocracia y desatinadamente incluso en el asistencialismo, propias de un sistema tradicional. Sin embargo, nuestro país es poseedora de una gran riqueza natural, que requiere de un estado promotor e innovador.

Mientras las tendencias se muestran soberbias, estamos cada vez más ajenos a invertir en nuestras posteridades, seguimos sin entender que la familia es la célula básica en la formación del futuro ciudadano y del capital humano, a quienes debemos procurar mejores condiciones de vida, el cual nos cuesta asumir enteramente.

No será posible superar este agudo problema de desigualdad de oportunidades, si no se enfrentan dificultades previsibles, cuya constante se manifiestan en el descuido ambiental, exorbitantes gastos públicos, derroche indiscriminado de fondos, educación como negocio, populismos, politización, etc. Muy lejos a la práctica de la  honestidad.  ¿Hemos aprendido a vivir en sociedad?